*Morena sepulta el Fondo Minero
*Mientras matan en la sierra, ellos firman convenios
*Cruz Pérez Cuéllar y su guerra contra Centinela
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A ver con qué cuentas llegan esta semana los 4 senadores de Chihuahua, resulta que en la sesión de este martes se puso en la mesa la posibilidad de discutir la restitución del Fondo Minero, ese recurso que recibían los municipios con actividades mineras que lo utilizaban para infraestructura educativa o pavimentación y que López Obrador desapareció el sexenio pasado.
La posibilidad de discusión quedó negada por la aplanadora de Morena, y es aquí donde se ponen interesantes las cuentas de los senadores que dicen representar un estado como Chihuahua, que casi la mitad de sus municipios presentan estas condiciones.
Por Morena, Andrea Chávez votó en contra de discutir la restitución del Fondo Minero, mientras que Juan Carlos Loera y Javier Corral, no asistieron a la sesión, obviamente muy listillos ellos, para que no los juzgue la gente por votar en contra.
El cuarto senador de Chihuahua, por el PAN, Mario Vázquez, votó a favor, igual que la oposición, a pesar de ser una propuesta hecha por el Partido del Trabajo. Los hechos están ahí, lo demás le toca al chihuahuense.
Los senadores de Morena prefirieron quedar bien con el centro que con Chihuahua. El Fondo Minero no volvió a la mesa, y con su voto —o su ausencia— también enterraron la oportunidad de desarrollo para decenas de municipios mineros.
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Mientras que la Sierra Tarahumara se tiñe de rojo, en la ciudad de Chihuahua funcionarios como Roberto Fierro y Hugo Gutiérrez, organizan eventos sin importancia como si la intensión fuera desviar la atención.
La atención se centra en masacres como la ocurrida el domingo en Guachochi, y estos dos funcionarios saturando las agendas ya de por sí, bastante cargadas de trabajo, con firmas de convenios que no sirven para nada y que no benefician a nadie.
Como si una plática de ética o de anticorrupción, le fuera a cortar las uñas a varios servidores públicos que están metidos en la Secretaría de Educación y Deporte, y es que, en lugar de atender el cierre de las escuelas en las zonas de mayor violencia, ocupan su tiempo en escuchar pláticas de moralidad, como si eso no hubiera quedado muy atrás dentro del panismo.
En lugar de enfrentar la violencia que desangra la Tarahumara, los funcionarios juegan a la simulación. No se necesita una plática de ética, se necesita valor para mirar de frente a la tragedia que el Estado pretende ignorar.
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Aunque todo mundo se burló de Cruz Pérez Cuéllar por decir que no le interesaba conocer la Torre Centinela, y que preferiría ir a Paquimé, el alcalde juarense insiste en que le están metiendo política al tema de la seguridad, cuando evidentemente el que politiza lo sensible, es él mismo.
Gil Loya se limitó a reiterarle la invitación al alcalde fronterizo para que se dé la vuelta y conozca de primera mano el avance y el funcionamiento de esa mega obra, pero Cruz insistió en hacer el desplante, como si eso fuera lo que realmente necesitan los juarenses.
Cruz Pérez Cuéllar no quiere entender que la seguridad no se politiza, pues son los ciudadanos quienes terminan pagando los platos rotos frente a ese tipo de acciones, y para que no quede duda, muchos morenistas están en desacuerdo con la postura de Pérez Cuéllar, al que por más que insista, no lo han podido abrazar del todo como militante guinda.
El alcalde juarense insiste en pelear con la seguridad, como si el enemigo fuera una torre y no el crimen. Con su necedad, Pérez Cuéllar demuestra que la política está por encima de su compromiso con los juarenses.